martes, 2 de febrero de 2016

El nivelador

Últimamente me he movido bastante en metro: ese medio de transporte que hace que el día a día en la ciudad sea más fácil; totalmente invisible para el mundo y, sin embargo, de vital importancia para que la vida en el botxo funcione correctamente.

Lo cierto es que hay un hecho relacionado con el metro que no deja de sorprenderme. Todos los que lo cogemos nos vemos por unos minutos al mismo nivel; actúa como un nivelador. Si no me creen, cojan el metro un día entre semana. O un sábado a la mañana. O cuando les venga bien. Uno se da cuenta de la cantidad de gente que lo utiliza, y son todos tan distintos entre ellos… Cada uno se encuentra absorto en sus pensamientos, con sus problemas: allí veo un caballero de traje, seguramente acabe de salir de la oficina y no ve la hora de llegar a casa; a su lado, un chaval que va gritándole al teléfono, convencido de que cuanto más alto hable los amigos con los que ha quedado le oirán mejor; una chica que viene de entrenar, una señora que ha hecho la compra del mes…


Todos tan distintos, viviendo a diferentes niveles de vida. Y si no fuera por el metro, difícilmente habrían coincidido. Sin embargo, es el nivelador el que los junta a todos durante unos minutos, y permite la silenciosa convivencia, aunque sólo sea, pues eso, por unos minutos.

domingo, 26 de mayo de 2013

He encontrado a Danbo y a Malu

Siempre es incómodo hablar con alguien al que conoces poco y además no le pones cara. Como esos perfiles digitales en los que sólo aparece una silueta y algo de información. Por eso quería ilustrar un poco la apariencia de este cuaderno del maketo.

Nadando por no ahogarme entre tanta información como tiene Internet, he encontrado a Danbo y a su dueña María Luisa Segura Luzón que con su cámara y su cariño por la ciudad pone imagen a mis pensamientos.

¿Qué tiene de especial Danbo? La mirada de Danbo tiene lo que Paco Martínez Soria hacía ver en "La ciudad no es para mí" Uno llega de fuera y cuesta situarse pero luego, ¡qué bien se está!

Dejo dos links al flikr de María Luisa Segura Luzón para tener una nociones de esta gran capital: Danbo por el Botxo y Bilbao mi Botxo.
  

sábado, 25 de mayo de 2013

Mi hipopótamo azul ayer se me ahogó

Mi querido botxo me ha premiado este año con una lluvia que me recuerda a aquella nieve del argentino en Toronto. Pero sigue siendo mi botxo.

Y así, bajo mi paraguas iba paseando por la ciudad con mi hipopótamo azul. En un descuido, mi pobre hipopótamo corto de patitas se metió en un charco de la calle y no lo he vuelto a ver. Y eso que me dijeron que los hipopótamos estaban diseñados especialmente para el agua: que no encogía con el agua fría y que sabían nadar. Por eso me lo traje aquí. Pero supongo que no estaba preparado para charcos tan profundos o para tanta agua. No obstante, si alguien por casualidad ve caminando por la ciudad un hipopótamo azul con pinta de despiste, como canta Silvio, "cualquier información la pagaré".


Comenté con mis vecinos para aliviar mi pena desconsolada, la incredulidad de que en un sitio donde la lluvia es factor predominante del paisaje, pudiéramos tener una calles donde se pudiera ahogar un pobre hipopótamo en un charco. O donde los coches formaran mejores olas que las de Mundaka (si no me creen a este respecto vayan al alto de Enékuri un día de lluvia con sus tablas de surf). Pero nadie me supo dar una respuesta.
Así, desolado como estaba por tan importante pérdida, llegué a la conclusión de que mi bello botxo está pensado para ser una ciudad del sur de la Península... Quizá empiece una iniciativa para trasladar todo el botxo a algún sitio en el sur: habrá que buscar un valle bonito. ¿Quién se apunta?

jueves, 6 de diciembre de 2012

Artxanda que me miras

Quizá algunas veces, por la rutina de andar habitualmente un mismo camino, ya no andamos mirando a nuestro alrededor. Nos hemos acostumbrado y ¿qué nos va a sorprender? ¿Qué hay de nuevo en esto que hago tantas veces? Y es verdad que quizá no hay nada nuevo, que lo sepamos todo ya de nuestro camino. Pero también, y sólo quizá, lo nuevo no esté en lo que haya fuera sino en los ojos con que miremos ese fuera.

Una muestra podría ser el monte Artxanda visto desde la calle Ercilla. Allí siempre, quieto, mirando entre el hueco que todavía le deja la ciudad. Recortando el cielo en un verde manso. Y uno se lo imagina que te saluda con una mano grande y una sonrisa sincera: "Buenos días, Artxanda"; "Buenos días..." Y el camino ya es diferente.

Ps.: ¿Alguien pudiera pasarme una foto de esta vista?    

domingo, 2 de diciembre de 2012

Gurb no está en Bilbao

Este blog nace al fin (ya le ha costado) como aquella voz del niño del cuento de Hans Christian Andersen, "El rey desnudo" «Keiserens Nye Klæder».

Para nada es un blog protesta sino un blog de alguien que viene de fuera a un sitio maravilloso y se da cuenta de alguna cosa que no funciona del todo y de mucha buenas, que quizá los que han nacido aquí ya están acostumbrados.
Podríamos decir que el enfoque es más cercano al del extraterrestre que busca a Gurb en la Barcelona que está preparándose para las olimpiadas, del libro "Sin noticias de Gurb" de Eduardo Mendoza. Aunque me temo que el autor de este blog no tiene un sentido del humor tan fino e inteligente, por lo que tendremos que limitarnos a la descripción naturalista.